En una final gris y con su guía y goleador histórico lesionado desde el minuto 24, Portugal finalmente podrá presumir un trofeo de futbol.
Dice un dicho que nadie es profeta en su tierra y a Francia le tocó experimentarlo. La selección francesa parecía tenerlo todo a favor. Jugaba en su casa, en su estadio, e incluso veía como Cristiano Ronaldo salía por lesión; sin embargo, no fue capaz de vencer al portero portugués, Rui Patrício.
Con grandes penurias en el primer tiempo, Portugal logró componer el rumbo, y pese a la entrada de Kingsley Coman con los franceses, que parecían empujar contra su portería a los portugueses, fue la entrada del portugués Eder al minuto 79 el que definiría el partido.